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dos años sin carrie fisher

Leia Organa: princesa, senadora, líder

Por Sofía Aguerre / Jueves 27 de diciembre de 2018

En una suerte de homenaje a la gran Carrie Fisher, Sofía Aguerre nos reseña dos libros de la saga Star Wars que tienen a Leia Organa como protagonista de la historia. Leia, tan bella, dulce e inteligente, atrapa a cualquier lector, al igual que el personaje de las archiconocidas películas tan fielmente representado por Carrie.

Este diciembre se cumplen dos años de la muerte de Carrie Fisher, actriz que supo encarnar a una de las princesas más fuertes y valientes de la historia del cine: Leia Organa. Este personaje marcó a más de una generación por su inteligencia, su audacia y su compasión. No solo se trataba de una princesa dada a la diplomacia, sino de una heroína capaz de luchar contra decenas de enemigos para liberar a la galaxia del Imperio. Por esto y por mucho más, Leia se convirtió en un ícono.

Décadas después de que se estrenara la trilogía original de Star Wars, con la llegada de las nuevas películas —y por lo tanto un nuevo canon que desplazaba al vasto universo expandido existente hasta entonces—, una serie de novelas ambientadas en el universo de la saga empezó a ser publicada con la intención de crear un trasfondo más profundo para las películas. Dentro de estas novelas se encuentran Leia, princesa de Alderaan y Líneas de sangre, de la escritora de novela juvenil Claudia Gray, que ya había incursionado en la franquicia con Estrellas perdidas.

La primera de estas novelas nos muestra a una Leia adolescente, educada para ser la princesa y futura reina del planeta Alderaan. Para esto, tendrá que superar tres retos que la vuelvan digna de serlo: el desafío del cuerpo, el desafío de la mente y el desafío del corazón. Tales desafíos la llevan a vivir varias experiencias importantes, desde misiones humanitarias en planetas afectados por el Imperio y entrenamientos en todo tipo de terrenos, hasta sesiones de práctica en el senado para aprender sobre política. El verdadero problema es el contexto en el que todo esto tiene lugar: los inicios de la rebelión contra el Imperio, una causa en la que Leia se va viendo cada vez más involucrada.

Una de las cosas más irremediablemente tristes de esta novela es el amor que siente Leia por Alderaan y lo decidida que está a cuidarlo y servir a su gente. Quienes vieron la trilogía original pueden entender por qué se vuelve tan doloroso, así como también es agridulce conocer más de cerca la relación con sus padres, Bail y Breha Organa. Breha es un personaje especialmente interesante, que explica la personalidad audaz de la princesa. Por otro lado, la diplomacia y la gentileza parecen ser influencia de Bail. Ambos muestran un grandísimo amor por Leia.

Otro de los personajes que vemos en esta novela, además de Mon Mothma y el Gran Moff Tarkin, por ejemplo, es una jovencísima Amilyn Holdo, que aparece por primera vez en el episodio XIII de la nueva trilogía. También conocemos a un primer interés amoroso, aunque por supuesto que las cosas no van a ser sencillas. Y, sabiendo lo que sabemos por las películas posteriores, es imposible leer sobre esto sin temor.

Por otra parte, Líneas de sangre da un salto temporal hasta después de la trilogía original, cuando Leia tiene casi cincuenta años y es senadora de la Nueva República. Hastiada de la burocracia inoperante, fantasea con renunciar y recorrer la galaxia con su esposo, el célebre Han Solo. Sin embargo, un pedido de ayuda de un pequeño planeta la motiva a investigar algo que terminará convirtiéndose en una avalancha de desastres y violencia. Pero no nos adelantemos: para esta primera misión, deberá investigar junto con un joven colega senador perteneciente al partido político opuesto, Ransolm Casterfo.

La relación entre estos dos es una de las partes más interesantes de la novela. A pesar de la inicial animadversión, nacida a partir de visiones muy diferentes de lo que es bueno para la galaxia, los eventos que tienen lugar en ese pequeño planeta provocan que de a poco construyan una curiosa amistad, inentendible para el resto de sus colegas. Juntos continuarán esta investigación, pero las consecuencias serán más complicadas de las que pueden imaginar. Y, por supuesto, repercutirán en su amistad.

Otra relación en la que se hace mucho énfasis es en la de Leia y Han Solo, ahora que están juntos, pero deben permanecer separados por sus respectivas carreras. A pesar de ello, el apoyo y el amor que muestran el uno por el otro son conmovedores y, tal como pasa con los Organa, agridulces.

A diferencia de Leia, princesa de Alderaan, donde tenemos la perspectiva de esta durante toda la novela, aquí hay momentos donde podemos conocer mejor a otros personajes. No solo a Casterfo, sino a antagonistas como Lady Carise o a los colegas de Leia, como Greer o Joph Seastriker. Esto hace que la historia sea más rica y completa, y que podamos conocer más de una época fundamental para la Nueva República.

También hay una gran diferencia en la forma de ser de Leia con el paso de los años. En Leia, princesa de Alderaan, tenemos a una muchacha candorosa, llena de vida y ganas de ayudar a su gente y a toda la galaxia. En Líneas de sangre, esas ganas de ayudar no han desaparecido, pero sí pesa sobre ellas una gran resignación y una profunda tristeza. Además, muchísimas dudas sobre su pasado, algo que no tenía antes de las revelaciones de la trilogía original. Resulta interesante la comparación con Luke Skywalker, que fue testigo de la redención de su padre, mientras que Leia fue torturada por este y jamás logró perdonarlo. El cansancio no es lo único que ganó Leia con los años, sino una cierta picardía y mucha más confianza en sus habilidades, fruto de la experiencia.

La gran similitud entre estas dos novelas es que ambas están a la orilla de un gran cambio: en la primera, en los albores de la rebelión; en la segunda, cuando se sientan las bases para el surgimiento de la Primera Orden y de la correspondiente resistencia. En ambas, Leia es responsable de liderar y de proteger a aquellos a quienes ama para impedir que la galaxia pague las consecuencias de la ambición de algunos. En ambas, Leia se pone a ella misma de lado para centrarse en el bien de los demás y actúa con valor e inteligencia para cumplir sus fines. Como siempre. Porque eso es Leia: una líder, una heroína, pero ante todo una persona que hace lo que puede, y eso la vuelve muchísimo más humana. Así como Carrie Fisher siempre supo transmitirnos esto a través de su actuación, Claudia Gray lo consigue con sus novelas, y por eso estas se vuelven un retrato fiel del personaje, una manera de conocer mejor a esta mujer tan llena de contrastes, tan admirable.

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