Literatura de adolescentes
Escritos con Z: Julia Schapiro, Rosario Goñi, Agustina San Millan y Paulina Bianchi
Por Escaramuza / Martes 13 de junio de 2023
Cerramos, al menos por ahora, el ciclo Escritos con Z. Tercera entrega del taller de escritura para jóvenes de Mariela Peña en Escaramuza. Escriben, y les damos la bienvenida, a Julia Schapiro, Rosario Goñi, Agustina San Millan y Paulina Bianchi.
Julia Schapiro
Me llamo Julia Schapiro, tengo 17 años, estoy cursando sexto derecho en el liceo Zorrilla y pienso dedicarme al periodismo. Disfruto de la literatura desde que tengo memoria, aunque empecé a escribir a los 12 años. Escribo porque me permite observar el caos, pensarlo desde el arte y embellecerlo sin borrar su naturaleza desordenada. El taller de Literatura 2.0 es un espacio hermoso que me da la oportunidad de compartir un pedacito de lo que soy a través de la escritura con otras personas que también escriben, cuya sensibilidad y criterio siempre enriquecen el arte que hacemos.
retrato de una novia ansiosa teniendo flashbacks del otro lado de la cama
sigo diciendo en bucle que te amo como un niño con las manos pegajosas sosteniendo algo
tan delicioso y eterno que no sabe qué hacer con ello. sigo suspirando. sigo haciendo
contacto visual desde el otro lado de la cama como si no tuviera miedo. como si nada de
esto me asustara. me sigo preguntando por qué mi estómago duele cuando pienso en ti. me
sigo cuestionando si estoy realmente entre tus brazos. ofreciéndote mis manos. con las
palmas hacia arriba. y luego enredándolas con las tuyas. pegajoso y dulce y eterno.
te amo en bucle.
empieza diciembre
el ciclo abre su hambrienta, babeante boca
y devora lo que me queda de tiempo.
siento el cansancio hasta en la médula,
en la mandíbula,
en el pulso entrecortado en mi muñeca.
anhelo estirar el sueño sobre mí
como una manta,
como la tierra que rodea un ataúd.
memoricé cómo se ve el sol saliendo
por la ventana de mi cuarto
siempre de costado.
cada fotón es una evidencia:
«estás despierta,
estás despierta,
estás despierta»;.
llevo tanto tiempo observando esta fatiga
que todos sus bordes
empiezan a verse difusos,
la luz alrededor de ella se desvaneció.
enmarcada, en el centro de atención,
me temo que es lo único que existe.
sin título
hay un pequeño dios viviendo en mi casa. duerme 16 horas al día y pasa las
otras 8 gritándome para que me despierte y juegue con él. si dejo la puerta sin trabar se
arrastra hacia mí como un gusano para luego levantarse y maullar indignado.
lo sé.
atravieso las horas con dificultad con tu nombre escrito en toda mi piel aunque hayan
océanos entre nosotros.
la vida no es fácil, ¿verdad?
no te entristezcas, vamos a vivir de todas formas, aunque tengamos todo en nuestra contra.
le rezaremos a nuestros pequeños dioses que solo conocen la alegría y el ruido y el
relámpago.
hay un pequeño dios viviendo acá
y un pequeño sueño
de piel suave
y un lugar oscuro en esta casa.
siempre, en cada cuarto en el que entro
hay una respiración que me aguanto
hasta poder devolverla.
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Rosario Goñi
Mi nombre es Rosario Goñi, tengo 17 años y estoy en 6to de secundaria cursando Economía. Empecé el taller Literatura 2.0 en el 2022 buscando un espacio de la semana en el que me conectase con mi parte más creativa, y fue aun más de lo que esperaba. Al principio, como era de esperarse, no solo me costaba leer mis textos a quienes también participaban de este taller, sino que no confiaba en que lo que escribía era digno de llamarse literatura. Poco a poco, gracias a Mariela y a quienes hoy tengo la suerte de llamar mis amigas/os, fui ganando una confianza que hoy me permite compartir mis poemas a personas que ni conozco. Los lunes en el taller son la parte de mi semana que me impulsa a seguirla con alegría y energía, y es un comienzo de semana que hace años no hubiese podido imaginar.
Caminante obnubilado
Caminando aquel ocaso,
piernas desconsoladas,
débiles como el beso primero escaso de significado,
un flébil grito frena mi ritmo y me hace voltear la mirada,
una voz ya antes escuchada y victimaria de temporadas en vigilia.
Un sonido envuelto en persona,
una parca enamorada,
que por tan muerta que esté
busca periódicamente un alma que, al igual que ella en su pasado,
caiga en presiones ajenas, títulos encapsulados,
absorción completa en un ente,
que por tanto amor,
se vea deformado.
Por primera vez le respondo,
la expresión se convierte en llanto,
aunque no muy nítido logro observar
dos labios,
estirándose,
a lo que deduzco ser testigo de una sonrisa con un terrorífico significado.
Mi cuerpo me pide no avanzar,
cada vez que el hecho es recordado aún siento un remordimiento por haberle confiado
y es así como le permito lentamente adentrarse en el sendero.
Dudo si es un rostro conocido,
pero rápidamente la infalibilidad de su hermosura,
me trae su nombre a la memoria.
No era él que estaba muerto,
ya que hace unos días lo vi acendrado como acostumbra,
sino su anterior presencia que a mí tanto me había matado,
recorriendo el lóbulo temporal,
para arrastrarme consigo,
a la tumba erróneamente ejecutada.
Hambruna
Siéntanse privilegiado de escuchar un anuncio formal,
que la hambruna ha reinado en cada casa,
gritos de estómagos hambrientos de espontaneidad,
cuerpos desvanecidos en el cuarto principal a falta de amor sin pantallas
sin intermedios mentirosos,
imágenes que solo dicen qué no somos,
discursos erróneos que perdieron la posibilidad del olvido.
Son por ahora pocos los que sobreviven
y no por posesión de alimento
sino que por tanto sufrimiento y falta de saciedad
empezaron a enloquecerse,
a delirar,
solo es posible no ahogarse,
si se imagina que aún existe una realidad que no fue atravesada por la corrupción del tiempo,
por la formalidad,
por envidia y egoísmo,
por un espejo como enemigo,
un simple roce con la individualidad,
sangra escarlata,
inunda las calles,
destruye un paso seguro para andar.
Defensa a la melancolía
Me convertí en la ilusión de nuevo tenerte,
en la esperanza de que mi almohada me envuelva
lo suficiente para hacerme incapaz de crear un nuevo recuerdo.
Pararía cada uno de mis sentidos para matar la experiencia de mañana,
y saber solo lo que se siente el ayer.
No quiero vivir novedades si mi vida basta con lo que viví en el pasado,
Pasar cada día contigo nuevamente,
escuchar cada palabra, repetirte las mías infinitamente.
Veo al olvido como el temido antagonista,
decidido a borrar la base de mi esencia,
buscando aumentar un inútil almacenamiento,
lo que no sabe es que por más que intente,
yo, tu más amada defensora,
escribiré día y noche,
arduamente,
para mantenerte en mi memoria,
sos testigo de la eternidad.
Confusión de calma
Me gusta frustrarme por pensar en todas las posibilidades que hay en caso de que tú no existas,
el cansancio de la mañana posterior a la noche que me quedé analizando la falta de tu presencia,
el caminar sin saber que tenés un esquema ya planificado para cada paso que doy,
la incertidumbre de si verdaderamente alguien creó todo,
y si lo hizo preguntarme por qué construyó lo destruido,
la ansiedad que me genera imaginar que sí existes y yo no te entiendo,
cuestionar si el que me abraza lo está haciendo realmente o si es mi fantasía que me seduce a pensarlo.
No saber si elegir entre la tentación de seguirte o la de no hacerlo,
cuál de las opciones me convierte en la pieza de ajedrez más sumisa,
la disyuntiva infinita entre el amor propio y el amor al otro.
Vivo en constantes peleas que por ciertos momentos me dan más paz que el simple hecho de pretender que por ti me siento amada
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Agustina San Millan
Mi nombre es Agustina San Millan, pero en el entorno literario me gusta hacerme llamar sumergida. Tengo 17 años y estoy haciendo 6º de bachillerato artístico, luego de cambiarme de 5º biológico. Empezar Literatura 2.0 en Escaramuza me hizo darme cuenta que mi pasión por las letras tenía un lugar, y Marie me dio la seguridad de que yo podía construir mi camino además de enseñarme cosas nuevas cada clase. El taller también me acercó a personas hermosas (y muy talentosas) con las que me encanta compartir risas y la misma pasión; ahora los lunes son mucho más lindos. En un futuro, me gustaría estudiar corrección de estilo y encontrarme en el entorno editorial, además de, algún día, poder publicar mis textos. Por esto en Instagram intento ir formando poco a poco mi poemario virtual bajo el seudónimo @sumergida.a Porque muchas veces me siento sumergida, y encuentro oxígeno en un par de versos.
La cuna de un tulipán
te enseñaron
a incendiar tu piel
cayendo en huecos
condenados a perecer
quemaron tu corazón
y con él
alimentaron a las ratas
cada cuarto menguante
los gusanos penetraron
cada neurona
que te aclamaba
los espejismos engañan
habitaste un cadáver
con tu alma más muerta
adornada con espinas
propias del rosal
te enseñaron a sembrarte en odio
que olvidaste el cuerpo aborrecido
era la cuna
de un tulipán
Fortuna
hubo un día en el que sentí
y me tuvieron que bajar del cielo
quién soy yo sino aquella caminado descalza
tuve que servir dos tazas de café
y tomar solo una
regar las plantas con lágrimas amarillas
sentarme en algún rincón de la casa
y verme bailar
plena e incierta
tuve que aprender a leer sola
y llorar mis propios poemas
abrazar el cajón de fotos
las marcas de labial borradas
una vinilo que ya no gira
el día que aprendí a amar un corazón
que ya no ve solo sangre
que se siente ahogado
pero explota al oír su nombre
fue el día en el que sentí
y me tuvieron que bajar del cielo
Fuego de marzo
el día que morí por primera vez
acariciaba un fuego de marzo
el día que morí por segunda vez
vos eras el fuego de marzo
y los grillos anunciaban
que debía talar un árbol
pero yo estaba perdida
en otro bosque
y me dejé quemar
las brasas no abrigan
los grillos suplicaron
que los sumerja en agua
porque algo
los calcinó
—
cada vez que en mí
se advierte la tormenta
obstruyo las ventanas
pero es inevitable
que se cuelen por mis poros
los besos nunca dados
la marea contenida
en el desierto de un anhelo
si amarte significa
desenterrar mi propio cuerpo
de la arena acumulada
elijo seguir nadando
en la playa del olvido
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Paulina Bianchi
Mi nombre es Paulina Bianchi, tengo 17 años y me apasionan las letras. A mi parecer, la literatura es el latente recuerdo de que la belleza no la dictan los ojos. Es la única certeza que tengo de la existencia de mi alma. Este taller me ha brindado las herramientas técnicas y emocionales para canalizar mis sentimientos y expresarme de mejor manera. Mariela Peña ha potenciado nuestro talento y nos ha enseñado a confiar en nuestras habilidades. Todas las proyecciones a futuro que tengo de mi persona involucran la literatura de una manera u otra. Las letras siempre estarán escondidas en la sombra de mi persona.
Adri
Observé sus ojos y comprendí que su suelo tiene espinas,
Su andar cauteloso no puede seguirme el ritmo sin despertar al patrón.
Intento esperarla pero mis pies cogen vuelo y llego a tierra firme,
Los prejuicios reteniendo sus extremidades curtidas impidiéndole seguir.
La tierra se desvanece a medida que los infinitos engaños salen a la luz,
Almas perversas se aprovechan de la desesperación de un plato vacío.
Sumisa en un mar de préstamos malditos,
Pierdo a mi Segunda madre de vista.
Nuestros monstruos
Lo que antes me quemaba ahora me incita a besar mis huesos.
De mis cicatrices nace flora silvestre que despide lo que alguna vez fue soledad,
La magia de lo oscuro que me condujo a entender que la felicidad es pendular.
Descuidé mi monstruo para combatir el que te acechaba,
Ahora tengo el corazón roto y dos criaturas temibles encerradas en el placard.
No me atrevo a decirlo en voz alta,
Pero ambas almas tienen tu apellido.
Cicatrices
Hay miedos que aprenden a bailar si les pones música.
Sonrisas que encuentran la perfección sin sentenciarlas a prisión,
Grietas de las que nace flora impoluta.
Comienzos con sabor a fin,
Despedidas infinitas que resultan en almas entrelazadas .
Cortes que desparecen sin el cantar de mamá.
Si el alma es la memoria del cuerpo,
Admito que mis cicatrices tienen tu apellido.
El amor de mis padres
Cajas con más polvo que recuerdos,
Vasito de baño donde no cabía más de un cepillo.
Vicios silenciosamente compartidos,
Bienes judicialmente divididos.
Sol y luna en el sentido menos poético de la metáfora,
Amor que existe solo momentáneamente,
Cuando hay un eclipse.
El ego devora a la luna.
Continúa su curso sin jamás asimilar,
Que sin el sol ella seguiría náufraga en el mar de soledad.
Y que, aquí,
Desde la tierra,
Hay días que las nubes me ocultan su paradero.
La luna comienza a ser estudiada por otros seres,
Sus recovecos corrompidos por la suela de zapatos
De algún hombre arrogante.
Quiere darle la espalda al sol ,
Ocultarle que siempre será esclava de las órbitas elípticas,
De la distribución astronómica,
Y de la injusticia social.
Revela un cuarto menguante,
Mientras el sol promete a todas las estrellas fugaces,
Que les va a regalar el universo entero.
Bajo la máscara de felicidad,
Se encuentran sus promesas sin cumplir.
¿Cuál es el resultado de la fusión entre cuerpos diametralmente opuestos, cuyas órbitas fueron diseñadas para entrelazarse unos momentos?
El resultado soy yo. Una hija que tiene que decidir si prefiere el calor del sol o la sabiduría de la luna
Veneno ajeno
Semillas venenosas germinan por cada mirada omnipotente.
El tronco nace como observador mudo del infierno entre sus dedos.
Las ramas descuartizadas por la rabia incontrolable que florece de mi pecho.
Intento salvar su querer pero su mano termina cediendo,
Un círculo vicioso perpetuo que va cambiando de apellido,
La vida misma me susurra al oído,
Que la felicidad plena es un mito.
Seducida por sus engaños lanzo la brújula al fondo del océano,
Confiando en sus instintos paternos llegaremos a tierra firme,
O eso me gusta creer.
Utópico serás siempre,
Aclamado libre albedrío,
Frente a los ojos del que no quiere ver.
Brotan de mis venas sus actitudes aciagas.
Subconsciente traicionero,
Intolerante a sí mismo,
Maldigo a la pequeña que tanta maldad imitó de su ser.
La sigilosa tortura se escabulle en mi sombra,
Recordándome de la tarde gélida
En la que elegí creerle a él sus mentiras .
El reino de la traición habita en su mirada,
Aunque su boca exprese lo contrario.
Ruego que sea verdad,
La eternidad de su amor materno
Mirame bien a los ojos y decime quién soy.
Un infierno disfrazado bajo la pulcritud de mi aspecto.
Mi soledad se encuentra en esa última carcajada no sentida.
En las promesas que se apagan paulatinamente a medida que comienzo a desaparecer.
La semilla en mi interior se retuerce con pudor,
Encogiéndose así hasta fusionarse con el suelo árido
Culpable es la falta de nutrientes sentimentales.
O eso cree mi terapeuta.
Comienzo a ser parte de una obra que no logro comprender,
Vidas de artistas transcurridas delante de mis ojos,
Mientras mis extremidades permanecen inmóviles y mi deseo latente asfixiado.
Una pecera de cristal me rodea,
El agua subiendo por mi espina dorsal,
Alejándome del mundo que sigue su curso sin detenerse en mi perdición.
Una paria incomprendida,
Comete el error de sujetarse al efímero amor de un alma pasajera,
Sin comprender que del abismo debe salvarse ella misma.
Funerarios, acudan a este rito sagrado;
En el que entierro mis miedos escondidos,
O ellos me entierran a mí.
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