Escritos con Z: Nicolás Plá, Catalina Fernández y Evangelina Fornos
Por Escaramuza / Jueves 02 de febrero de 2023
Jóvenes que escriben textos confesionales y desgarradores en los que los grandes temas, como el amor y el paso del tiempo, toman rumbos contemporáneos. Nicolás Plá, Catalina Fernández y Evangelina Fornos, integrantes del taller de escritura para jóvenes de Mariela Peña en nuestra casa, muestran sus escritos.
Me llamo Catalina Fernández Fernández. Tengo 16 años, estudio en el IAVA y este año voy a cursar 5o Humanístico. La literatura en mi vida es como respirar. Leo muchísimo y escribo para canalizar todo aquello que, hablando, a veces no puede decirse. Estoy en este taller hace dos años, y puedo asegurar que me cambió la vida, la perspectiva y cómo decir todo aquello que sin un empujón no hubiera podido. Hablando del futuro trato de estar en mi presente, y creo que con ello es suficiente.
Sin título
No mamá, no estoy enamorada
Solo quiero que sus ojos me miren con anhelo
Deseo que sus labios se estampen con los míos,
Como si fuera la última vez
Solo quiero que su tacto no desaparezca,
Que sus manos no me suelten
Solo me gustaría escucharlo suspirar,
Y que la causa de tal acción sea yo
No mami, no estoy enamorada
Aunque me da todas y cada una de las razones para enamorarme, no lo estoy
Aún, no lo estoy
Porque el día que me enamore
No tendría que ser así
No debería de recibir, sin poder decir
El día que me enamore, quiero gritárselo al mundo
No me gustaría enamorarme sola
Aunque creo que es muy tarde para decir lo que quiero
Los sentimientos no cumplen deseos
Y yo ya me enamoré.
Mi nombre es Nicolás Plá, tengo 17 años, y estudio en los Maristas. Desde este año concurro al taller de escritura para adolescentes coordinado por Mariela Peña, en Escaramuza, interés que nació por una tarea que tuve en el liceo en la cual escribí un texto, aunque escribir siempre fue para mí un escape. En un futuro sueño con ser psicólogo.
Romance en el diario de un insatisfecho
No hay sonido más fuerte que el de un corazón partiéndose y dolor más tormentoso que el ser la causa. De verdad, intentaba salir de mi mismo, simplemente hacerle sentir mi pesar, mi culpa, pero no podía, él después pesaba demasiado. Me castigué a mí mismo, no por mis actos, esos eran material del pasado, sino por el egoísmo que sentía, yo solo me quería ir, lejos, con vos.
Ninguno se movía, a mí me atrapaba la culpa y a ella el rastro del pasado. Lo mínimo que podía hacer era quedarme congelado, esperando a que el viento se llevara las memorias y en el momento oportuno, a mí con él.
Recordar, recordar no es suficiente, si solo estuvieras tú conmigo ahora, en vez de aferrarme a los recuerdos. Ya no sos ella que describo, vos cambiaste, yo rompí la promesa del amor, y nosotros, en este mismo banco, lloramos, tú por fuera y yo por dentro, nos disfrazamos con el maquillaje de la muerte, muerte de nuestro amor. Pero ahora nos vemos en la facultad, y ni me das el privilegio de ignorarme, me sonreís, pisoteando el papel que yo una vez rompí. Ya sé, ya sé, fui yo el que terminó nuestra relación, y sé que arrepentirme no es suficiente, pero vivir de recuerdos ya no alcanza.
Ese «vos» del que una vez hablé ahora es un recuerdo, como tú, al que también corté porque me pesaban demasiado, pero tenerte parece ya utópico, y lo quiero, pero conociéndome, yo solo alcanzo estrellas fugaces y solo amo el rastro que dejan, ¿podrías construir mi pasado una vez más?
Me llamo Evangelina Fornos y tengo 17 años. Estudio en el Liceo 26. La literatura cumple un rol muy importante en mi vida. Actualmente formo parte del taller Literatura 2.0 coordinador por Mariela Peña, el cual es un grupo hermoso de jóvenes escritores que nos apoyamos unos a los otros y disfrutamos de compartir nuestros textos. Sueño con poder compartir mis textos con más personas y nunca parar de escribir, que es lo que más me apasiona.
venus
yo soy el reflejo de mi infancia,
los retazos de tela de ese vestido que usé y tiré
la fuente de cristal que almacena todo aquello que amo
el eclipse de mis virtudes y defectos,
de mis batallas ganadas y perdidas,
de mis sueños rotos e inseguridades
yo soy un laberinto de pensamientos
que se pierden en el camino a ser escupidos
soy la pendiente de un río que fluye a destiempo
soy tu mejor amiga, pero también mi peor enemiga
soy la fuerza de la belleza y de la vida fértil
soy un planeta que se prende fuego
yo soy venus
Productos Relacionados
También podría interesarte
Grecia tiene 17 años y un particular interés por la poesía. Además asiste con frecuencia a La burbuja, el espacio literario abierto para jóvenes, de Escaramuza. Compartimos algunos de sus poemas y pensamientos en Escritos con Z, una columna dedicada a la producción escrita de jóvenes nacidos entre 1994 y 2010.
Camila Otero tiene 22 años, escribe poesía y asiste con frecuencia a los encuentros para jóvenes de La burbuja. Compartimos algunos de sus poemas en Escritos con Z, una columna dedicada a la producción escrita de jóvenes nacidos entre 1994 y 2010: la Generación Z o centenial.
Néstor es es estudiante de Lingüística, escribe desde los quince años e integra el espacio literario para jóvenes, La burbuja. Compartimos tres de sus relatos en Escritos con Z, una columna dedicada a la producción escrita de jóvenes nacidos entre 1994 y 2010: la Generación Z o centenial.
Facundo es joven, sensible a la poesía y entre otras cosas, estudia traducción literaria. Asiste con frecuencia a La burbuja, y participa activamente en otros talleres de literatura en Escaramuza. Compartimos algunas de sus composiciones en Escritos con Z, una columna dedicada a la producción escrita de jóvenes nacidos entre 1994 y 2010.
Estás en una ciudad desconocida esperando un tren y sin saber muy bien cuál es tu destino. Así comienza la última novela de Federico Ivanier, Nunca digas tu nombre (Criatura Editora, 2020), un relato cargado de suspenso en el que algo está a punto de ocurrir. Compartimos algunas páginas.
La música amansa a las fieras, liga historias y conecta a las personas a pesar de sus diferencias. Federico Ivanier nos recomienda Eco, un libro de Pam Muñoz Ryan, que relata las historias complejas y atrapantes de tres jóvenes para los que la música será la clave contra la segregación.