Gritos de éxtasis
El amor es cuestión de palabras
Por Roberto Appratto / Martes 28 de setiembre de 2021
Versos en «Evohé», de Cristina Peri Rossi
Evohé se proyecta como un grito que resuena desde el pasado, el pasado griego de las bacantes, el pasado reciente de su primera publicación hace cincuenta años, y llega hasta hoy atravesado de Eros y de palabras mujer. Roberto Appratto nos sumerge en el deseo y la poética experimental de Cristina Peri Rossi.
Cuando Cristina Peri Rossi publicó Evohé en 1971 ya era conocida en Uruguay
como narradora (Viviendo, El libro de mis primos, Los museos
abandonados); ese fue su primer libro de poemas: al año siguiente se exilió
en España, donde aún reside, y se hizo mundialmente famosa por otros libros de
narraciones (por ejemplo, La nave de los
locos o El amor es una cosa dura)
y de poemas (entre otros, Descripción de
un naufragio y Poemas de amor y
desamor), así como por su labor como traductora y periodista.
La publicación de este libro a los cincuenta años de
su primera edición vuelve a plantear la cuestión de su vigencia, tanto en el
terreno poético como en el cultural: Evohé
es un libro —no una colección de poemas— en que lo erótico y lo amoroso se
ponen en primer lugar, se exhiben y se trabajan como materia poética; el hecho
de que se trate de amor lésbico es muy importante, pero no para la propia Peri
Rossi, que se desmarcó (entonces y ahora) de la cuestión de género. Como ella
plantea en el prólogo de esta edición, «El hecho de que yo no me planteara
cuestiones de género al escribirlo no quiere decir que sean irrelevantes para
todo el mundo, por eso he tenido que aceptar que se convirtiera en un símbolo,
en un libro de culto».
Para empezar, el título: «Evohé» es una palabra de
origen griego, es la onomatopeya del grito de las oficiantes del dios Dionisos
en las bacanales; es, por lo tanto, una invitación a liberar los sentidos y el
cuerpo en un ritual, un estado de trance erótico que lleva más allá de las
limitaciones de la razón apolínea. Llamar «Evohé» al libro es hacerlo pertenecer a esa tradición transgresora, darle
un envión amparado, a su vez, por los epígrafes de la poeta griega Safo y del
poeta, cineasta y narrador Jean Cocteau. La cita que se toma de este último («La
poesía es imprescindible, pero me gustaría saber para qué») lleva la lectura al
descubrimiento de ese carácter imprescindible e invisible a la vez por medio
del hacer poético.
Este libro resultó escandaloso hace cincuenta años,
también para la izquierda: no se captó la relación entre revolución política,
estética y sexual que intentó capturar Peri Rossi aquí. El objetivo didáctico y
social de la exploración del erotismo se cumple en el terreno del lenguaje,
porque se asimilan, de manera explícita, las instancias del amor físico con las
de la creación poética. No es solo el contenido de los poemas, sino la
sensualidad de las palabras y su modo de pronunciarlas lo que queda unido en el
ritual del amor, que es también el ritual del poema:
Ella me escucha
le digo palabras
amorosas,
mi mujer se tiende,
ancha, como una esdrújula.
Luego que se ha tendido
bien,
la abro, como una
palabra,
y ella, como una
palabra,
gime, llora, implora,
tarda, se desviste,
nombra, suena, grita,
llama, cruje, relincha,
vibra, amonesta,
imparte órdenes.[1]
La mujer se libera, se expresa, actúa por sí misma,
y eso constituye un lenguaje nuevo que hay que expresar de manera experimental:
de ahí los poemas de un solo verso, en espejo con el siguiente, dispersos en la
página, de distinta longitud, como fragmentos de una historia.
Por otra parte, a las connotaciones griegas hay que
sumar las religiosas. No solo las menciones a figuras bíblicas, sino el ámbito
eclesiástico, de iniciación, en que se sitúa el acto sexual: como un ritual que
privilegia también lo espiritual («Entré como a una catedral / y sus piernas
vibraron como los tubos del órgano…») como acto de imaginación que supera la
realidad. Las palabras se repiten como un mantra para afianzar la comunicación,
el trance erótico, que es también un trance de lenguaje.
La empresa poético/libidinal de Peri Rossi aparece
ahora más como un documento feminista que como un libro de poemas: es un acto
político que tuvo que forzar los límites de su expresión —de ahí lo
experimental— para hacerse oír y ver, es decir, entender. Hay pasajes realmente
hermosos e imaginativos en el libro que hacen prefigurar el desarrollo
posterior de su carrera de escritora, a veces bajo la forma de una lucidez para
concentrarse en un verso («Desde que la he escrito, nuestro amor ha finalizado»),
a veces en la descripción pormenorizada del acto sexual.
Llama la atención la inexistencia de «malas
palabras» y la preeminencia de un estilo de versificación clásico dentro de la
experimentación transgresora. Para Peri Rossi, tal vez, eso no era lo esencial.
[1] Peri
Rossi, C., Evohé, Montevideo: Estuario
editora, 2021, p. 85.
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