Lush - Snail Mail

De forma misteriosa, extraña, con solo los primeros acordes de su guitarra, podés confirmar que sí, Lindsey Jordan es la elegida, la esperada, la nueva Liz Phair con la que soñamos cada año desde la primera vez que escuchamos su Exile in Guyville, el revulsivo paquete de canciones que se convirtió en el disco más importante del indie rock y que todavía nos tiene con la boca abierta de asombro, tal como parece haberlo logrado esta vez, Lindsey, con tan solo 19 años, y su proyecto Snail Mail.

Es cierto, tocó en Lizard Phair, una banda de covers de Liz, pero no es que suene a ella exactamente, hay algo más profundo y propio que resultará conmovedor para quien ponga play en cualquiera de las canciones de su álbum Lush, tal como nos pasó alguna vez con Elizabeth.

Snail suena como la Edie Brickell de «What I am», como Las Bangles de «Eternal Flame», y al mismo tiempo, si escuchan con atención, como el Ozzy Osbourne de «Changes». Nació en Maryland pero su música huele a California, a Los Ángeles, para un viaje mental de replanteo de todas tus prioridades, visitando las melancolías y anhelos de una adolescente que siente que lo perdió todo pero que todavía puede soñar con todo, con increíbles arreglos de voces a la Beach Boys, y un mar de notas de su guitarra conectada directamente a sus entrañas.

Que me perdonen - El Biricunyamba

Puede que te los hayas encontrado en una fiesta sorpresa de carnaval, por Barrio Sur o Palermo, en la calle, en pleno baile nocturno agitado por los ritmos de El Biricunyamba. Su primer disco incluye los clásicos de su repertorio para escucharlos cuántas veces quieras. Que me perdonen es un viaje hacia las raíces del candombe uruguayo, pero con un sonido vivo y en formato canción, con estribillos pegadizos y arreglos luminosos que invocan a los ancestros afroamericanos con igual éxito que sus predecesores musicales.

Además de versiones de piezas de Pedro Ferreira («La fiesta del santo»), Alfredo Zitarrosa («Romance para un negro milonguero») y Eduardo Mateo («Un canto para Iemanjá») se destacan las composiciones del cantante y guitarrista del grupo, Martín Tejera, como «Ciclisto Pedales» una oda al recordado humorista Luis Guarnerio y el personaje que lo hizo famoso en la tevé, en la melodía de un candombe festivo con precioso arreglo coral; «Kemandotoó», una postal de noche calurosa de tambores y picardías, y «Pal senzala», un fin de viaje sin nostalgia con vientos jazzísticos, una declaración de principios, a puro tambor. Nadie les quitará lo bailado.

xLIVREx - Ca7riel

No recordábamos que se podía debutar en el mundo del hip-hop de forma tan contundente desde la época del Uptown Saturday Night de Camp Lo. Esta especie de EP, xLIVREx, no es un debut pero sí la carta más fuerte de presentación a las grandes ligas del rap, de este veinteañero porteño de Coronel Pringles y La Paternal, anotado en el registro civil como Catriel, y convertido en Ca7riel para su carrera artística. «Escondete ya de vos, esto va a estallar, gato», anuncia, y habilita un mundo de rimas llenas de filosofía, existencialismo, algo, solo un poco, de arengas guapas, mucha espiritualidad, alquimia, algunas, pocas, referencias pop, y versos entrelazados para pronunciar aseveraciones propias de antiguos sabios que le transmiten enseñanzas valiosas sobre la vida humana sobre la tierra, en tiempos de caos y apocalipsis.

A no temer, cada palabra de joven sobrenatural viene envuelta en una reedición del mejor funk y soul argento marca Spinetta, el de Valentino y su Geo Ramma, y el de Dante, en la versión más voladora de Illya Kuryaki en su «Expedición al Klama Hama».

Teatime Dub Encounters - Underworld & Iggy Pop

«Si tuviera alas…» se pregunta Iggy, el viejo punk inventor de todo, y es lo más parecido a meterse un rato en su cabeza, de la mano de Karl Hyde y Rick Smith, los responsables de cada golpe en la historia de las cabezas de los fans de Underworld, la mítica banda galesa que se convirtió en leyenda con su himno de éxtasis «Born slippy». Podríamos imaginarnos que desde aquel suceso, la melodía prácticamente no se detuvo, y en alguna estación, invitaron a subirse al ritmo casi siempre hipnótico, a nuestro querido Jim, para este EP que se presta a unos auriculares con buena capacidad de aislamiento y a una caminata nocturna rumbo a ningún lugar en particular. Sobre los sintetizadores, cajas de ritmos, samples, del Underworld más básico (el mejor), Iggy narra vivencias, anécdotas personales para reflexionar sobre los sujetos demandantes como él.

Cábala - Santiago Bogacz e Ismael Varela