Leo en una reseña:

De la mano de cuatro personajes que conducen al descubrimiento de un mundo de color, de imágenes, de volúmenes, el libro nos introduce al mundo del arte y a los grandes temas que hacen a la historia de ese mundo.

¿Verdad que se podría haber evitado la repetición? ¿Verdad que molesta?  Es que las reiteraciones de palabras o de ideas, cuando no son un recurso buscado, causan fastidio y dejan la impresión de que quien escribe no tiene riqueza de vocabulario.  

Recomendaciones: 

• Revisar el texto después de un tiempo de terminado. Cuanto más lo dejemos descansar, mejor para darnos cuenta de los errores gramaticales o de estilo.
• Tener cuidado con los sinónimos. Suelen dejar en evidencia que se buscó una sustitución, como si se mostrara la costura de un vestido. «Si vengo diciendo “casa”, “casa”, “casa”, y de golpe digo “morada”, sin nada que lo justifique, me parece de décima», dijo el escritor Mario Levrero en una entrevista.  En esos casos es mejor reordenar la frase u omitir la palabra, como se podría haber hecho con «mundo», en el primer ejemplo.

Las repeticiones son «buenas» cuando se usan con una intención expresiva o literaria, como en este caso:

Y el amor fue el origen del mundo, el maestro del mundo. Mas todos sus caminos están llenos de flores y de sangre, de sangre y de flores (Knut Hamsun, escritor noruego).

O como en este:

Con la democracia se come, con la democracia se educa, con la democracia se cura.

Lo dijo Raúl Alfonsín al ser electo presidente después de siete años de dictadura. Una reiteración necesaria, de esas que se deben mantener.