Ciencia y creatividad
Una inteligencia artificial creadora
Por Dina Wonsever / Viernes 28 de enero de 2022
Cartel de la obra teatral «AI: Když robot píše hru»
Poemas, letras de canciones y hasta piezas teatrales, cada vez son más diversos y de mejor calidad los «productos creativos» elaborados por inteligencias artificiales en relación a la generación de textos. Sin embargo, ¿por qué desearíamos ceder estos espacios a una computadora? ¿Qué relaciones humano-máquina pueden impulsar el desarrollo creativo?
El siguiente poema es una traducción (automática, con algún
retoque) del inglés, de una de las obras generadas automáticamente por un
programa de computadora:
Un largo rastro de niebla
que caía
Había hecho su camino, aquí
y allá
Tenuemente parecía, como si
se ahogara
El estruendo discordante del
trueno
Parecía ahogar la música de
la lluvia
En este lugar perdido de
dolor
Lejos, lejos
Brendan Bena, trabajando bajo la supervisión del Dr. Jugal Kalita,
podría ser considerado el autor. Lo difundió bajo el formato de preimpresión (https://arxiv.org/pdf/2002.02511.pdf) en un sitio donde se publican avances científicos antes de ser
presentados en conferencias especializadas.
Jugal Kalita, profesor en la Universidad de Colorado Springs,
trabaja desde hace más de 30 años en generación de lenguaje natural. Los
trabajos de Kalita siguieron la evolución de la disciplina, desde los primeros
trabajos basados en reglas tratando de generar textos de tipo periodístico
hasta la estrategia actual basada en redes neuronales multicapa para realizar
aprendizaje a partir de datos. En este caso, su estudiante, Brendan Bena
deseaba generar de modo automático letras de canciones. Pero es difícil disponer
de ejemplos ya que las letras están protegidas por derechos de autor. Se orientaron
entonces a la generación de poesía. En vez de hacer énfasis en la estructura,
los tipos de verso o la rima, se orientaron al contenido afectivo, a algún tipo
de emoción que se busque transmitir. El poema previo corresponde a un valor
tristeza para la emoción.
El método utilizado es un caso de lo que se conoce como «Aprendizaje
Automático». Se suele definir como un algoritmo o programa que aprende de la
experiencia. Y la experiencia puede consistir en ejemplos de casos que el
programa que se construye debería ser capaz de procesar, apareados con el valor
de salida esperado para cada caso. Para la generación de poesía Bena partió de
un modelo de lenguaje llamado GPT-2 preentrenado sobre una cantidad de texto
muy grande (del orden de 40 Gigabytes). El método consiste en que este modelo
de texto se refina (fine-tuning es el término original en inglés) con
ejemplos de poemas anotados «manualmente» según un conjunto de ocho emociones,
entre las que se encuentran la alegría, la tristeza y la ira. El aprendizaje
requiere de datos; en este caso se utilizaron textos del proyecto Gutenberg[1],
un léxico de emociones y una base de datos de sueños narrados por los
experimentantes.
Otro caso de interés refiere a ejemplos de creación de guiones
para obras de teatro. En particular, theAItre es un proyecto checo en el que un equipo integrado por expertos
de distintas áreas se planteó la creación de un «robot dramaturgo» o, en
términos más actuales, de una inteligencia artificial creadora de una pieza de
teatro. Esto se hace en el contexto de cumplirse 100 años del estreno de una
obra teatral checa donde se utiliza por primera vez el término «robot»,
inventado por los hermanos Kapec. La obra manejaba un tema que se convirtió en tópico,
y es el de máquinas creadas por el hombre que se rebelan y pretender tomar el
control.
Respecto a la obra generada en el proyecto actual, los comentarios
son cautelosos: «no es Skakespeare, pero tiene sus momentos» señala un
comentario publicado en www.science.org.
Nos podríamos preguntar por qué queremos que una máquina genere
poemas, cuentos, obras de teatro. ¿Por qué un humano/a desearía delegar la
creación narrativa, poética en una computadora? ¿Acaso no es un placer
intelectual la creación literaria? O, más aún, ¿no existe una compulsión creadora
que, casi con fatalismo, obliga al artista a escribir? Para contestar estas
preguntas hay varios casos posibles y respuestas o comentarios que surgen:
— No son necesariamente los mismos humanos los que están empeñados
en usar la computadora para generar textos en modo creación literaria que los
que se dedican a la creación literaria por sus propios medios. Pero tampoco son
«opuestos», o incompatibles. De hecho, es bien interesante que se estén
formando equipos en los que hay profesionales de distintos ámbitos, trabajando en
conjunto.
— Para los ingenieros / científicos de datos todo lo que sea
procesamiento automático del lenguaje humano es una provincia a conquistar. Hay
importantes avances hechos: un ejemplo destacado es la traducción automática.
Pero queda mucho por hacer y quedan objetivos muy importantes a lograr.
— Hay intereses comerciales en juego. No toda la creación de narración
o poesía se rige por la voluntad de creación artística. Muchas veces lo que se
genera se encuentra más bajo la óptica de productos orientados a la industria
del ocio. Es el caso, por ejemplo, de guiones de películas o series, de libros
infantiles (eventualmente con propósitos educativos).
— Volviendo al dominio de lo artístico, más en concreto al de las
artes asociadas a textos y al lenguaje en general, las computadoras pueden
manifestar creatividad (o algo muy similar, asociaciones novedosas, elementos
impredecibles). La clave aquí estaría en que los modelos que se utilizan en IA
son probabilísticos. Habitualmente se favorece la alternativa más probable,
podría ser de otro modo.
[1] Repositorio de acceso libre con
más de 60.000 libros, www.gutenberg.org
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