Reseña
Traficando merengue antillano
Por Estefanía Canalda / Miércoles 08 de noviembre de 2017
Rita Indiana
Papi (Vértigo, 2005; Periférica, 2011), traducida al inglés el año pasado, es la segunda novela y cuarto libro de Rita Indiana (Santo Domingo, 1977), columnista, cantante, compositora, representante del underground literario caribeño, furiosamente política, reivindicadora del habla callejera, hábil tejedora de estilos, apodada la heroína del merengue psicodélico.
Originalmente conocida por su carrera musical (El blu del ping pong supo sonar por todos lados), Indiana abandonó los escenarios en 2011 porque «no podía bregar con la fama, la jodienda y el afoque». Este año regresó con El castigador, una canción de denuncia, de descarga gratuita, que acompañó con el hashtag #FinDeLaImpunidad: «Clavo con clavo, soga con sal / to’lo’corruptos van a temblar / … se regodean en lujos que paga el miserable / mientra’en el Capotillo el hambre tiene hambre».
En su obra literaria —al igual que en su música y en sus columnas— hay algunos elementos omnipresentes: el racismo, la violencia, el machismo, la pobreza, la homofobia, los abismos sociales. Sobre su primera historia de amor con una mujer, Indiana dice: «Estas cosas en países como los nuestros son traumáticas». En la primera página de La mucama de Omicunlé (Periférica, 2015), un «dispositivo de seguridad» gasea a un haitiano negro que está huyendo de una cuarentena. «Lo loco es que a ti todo esto te parezca normal», piensa la protagonista de Nombres y animales (Periférica, 2013). Indiana no necesita machacarnos con juicios ni moralejas; estas presencias hacen a la esencia del mundo que transitan sus personajes todos los días.
En la novela homónima, papi es un narco obscenamente rico, propenso al abandono y visto por su hija como un dios y por algunos como un santo. «Te espero con los puños cerrados y la boquita pegada a la barandilla fría del balcón, imaginando cómo vas a saltar del carro hasta el balcón (que está en el tercer piso) y cómo vas a cargarme y decirme que estoy más grande». Con una voz que oscila entre lo verosímil y lo increíble, la innombrada niña se adentra en la vida del padre como una más de su pandilla de chulos, matones y mafiosos. En vez de elaborar un mundo de fantasía para protegerse, se sumerge de lleno en un horror que, en sus manos, cobra dimensiones grotescas, insoportables.
Literatura pop contestataria, realismo mágico narco, beat dominicano cuya mayor influencia, según la autora, son los «ritmos y soluciones sacados de los cómics y los muñequitos de Hanna Barbera y Looney Toones que veía de niña, la estructura absurda y repetitiva de la telenovela y la crueldad vacía de la comedia televisiva». Se puede leer Papi como un bildunsroman, una novela sobre la llegada de la adultez, si uno se olvida de la edad de la protagonista. Como mecanismo de defensa, es aconsejable hacerlo.
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