A partir del Siglo X, la mayoría de las sociedades occidentales celebran la Navidad con regalos. En los orígenes de esta tradición se regalaban juguetes artesanales o alimentos, pero a partir de la Revolución Industrial aparecieron millones de opciones, tantas, tantas, que muchas veces quedamos mareados y el gesto amoroso de regalar se vuelve un automatismo.

Existen tres teorías que explican esta tradición. Una es Saturnalia, celebración de la antigua Roma en la que se honraba a Saturno, dios del grano y la agricultura. Transcurría entre el diecisiete y el veinticuatro de diciembre e incluía el intercambio de regalos como deseo de buena fortuna para la próxima cosecha. Hay quienes creen que el cristianismo se apropió de esta celebración para facilitar la conversión de estos pueblos paganos a su religión. Otra es la historia de San Nicolás, un niño que habitaba la región de Licia (hoy Turquía) en el Siglo IV, que, al quedar huérfano, heredó una gran fortuna y se convirtió en un sacerdote que ayudaba a los desamparados. Un día un viudo se acercó a pedirle ayuda porque no podía pagar la dote de sus hijas, lo que las condenaba a una vida de esclavitud sexual. El sacerdote decidió obsequiarle una bolsa de oro a cada una, arrojándolas a través de la chimenea del hogar. Las bolsitas con los doblones cayeron en las medias de las niñas, que habían sido colgadas allí para secar. Y la tercera se relaciona con los tres reyes magos. Según la biblia, tras el nacimiento del niño Jesús, viajaron a Nazareth con regalos para el nuevo rey de los judíos: incienso, oro y mirra. Muchos creen que de estos reyes nació la inspiración para recibir la llegada del niño Jesús con regalos.

Deseos de buena fortuna, generosidad y bienvenida, son los tres grandes conceptos que se anudan a los orígenes de regalar en estas fechas. Estamos muy lejos de aquel momento en que se vivía de la cosecha y de cuando los reyes se trasladaban en camellos. Ahora corremos y muchas veces llegamos tarde. Sería precioso, si deciden regalar, que dedicaran tiempo a pensar, en especial si será para un niño o una niña.

Instrucciones para regalar

·         Nunca olvidar que se trata de una muestra de cariño: si se transforma en compromiso pierden el encanto.

·         Priorizar al destinatario, sus intereses y sus deseos.

·         Crear una pausa para pensar con cariño.

·         Imaginar opciones.

·         Hacer de la elección un momento de alegría.

·         Buscar, buscar y buscar dónde encontrarlo.

·         Sentir satisfacción cuando aparece, esa es la señal de que vamos bien.

·         Envolverlo o agregarle una flor o un caramelo o una carta o un dibujo.

·         Aguantar la ansiedad.

·         Desear con ansias que llegue el momento.

Yo misma seguí estos pasos imaginando tres destinatarios diferentes:

Una niña o un niño que disfruta de la mitología, con mucha curiosidad y ávides por saber más sobre la historia de la humanidad y los misterios de la veneración a ciertos dioses. A este destinatario le regalaría Inventario de dioses (Topito ediciones, 2021), de Manuel Soriano y Dani Scharf. Un libro donde la divinidad también habita entre los mortales. La selección de dioses rompe con las clasificaciones conocidas y encontramos entre Ra, Thor, Cthulhu, Yemanyá, a Maradona, Nina Simone, la Mujer Maravilla y Google. Con una escritura deliciosa que aporta información interesante sobre estos seres adorados. La edición es muy bella y cada dios está retratado con el ingenio y la contundencia propias de las ilustraciones de Dani Scharf y una paleta de colores estridentes que dan muchas ganas de transformar cada divinidad en un cuadro.

Ilustración de Dani Scharf en Inventario de dioses (Topito ediciones, 2021)

Para un lector o una lectora que disfruta de las historias con giros inesperados, que le teme a los fantasmas o a seres imaginarios, que gusta de personajes entrañables y quiere dormir abrazando el libro, sin duda, le regalaría Alma fantasma (Criatura editora, 2021), de Pablo Choca. Las ilustraciones son de una ternura infinita. Alma, la fantasmita protagonista de esta historia, es una costurera que se dedica a reparar y crear las sábanas de los fantasmas. Vive en un pueblo donde a los fantasmas ya nadie los ve y sucederá algo muy inesperado gracias a su creatividad.

Ilustración de Pablo Choca en Alma fantasma (Criatura editora, 2021)

Y para navegar, a aquellas y aquellos que gusten de los universos fantásticos que ofrecen los sueños, les regalaría un viaje poético que empieza en la noche y zarpa «en un barco pequeño, sin capitán, sin timonel, sin polizón. Solo una niña dormida a barlobento». Una niña dormida con mil ojos abiertos cierra las pesadillas y el enojo con una llavecita que guarda en la cajita azul de los botones.  Llévame (Amanuense, 2021), de Mercedes Calvo, con ilustraciones de Yolanda Mosquera, tiene caracolas y silencios, mandarinos y arrecifes, y preguntas: «¿Qué podrá sucedernos si somos dueños de la magia?» Así transcurre la noche de este libro que termina cuando en el medio del mar, madura la mañana.  

Ilustración de Yolanda Mosquera en Llévame (Amanuense, 2021)

Quizá el destinatario de su regalo no esté entre estos tres, quizá sí. Lo importante en todos los casos es que no olviden que el regalo empieza cuando le dediquen tiempo a elegir.