vida y obra
Muriel Spark: el secreto escocés mejor guardado
Por Natalia Mardero / Lunes 11 de diciembre de 2017
Cuando en 1957 Muriel Spark publicó The Comforters, su primera novela, era una mujer de 39 años con una existencia llena de penurias económicas, dolencias físicas y crisis emocionales. Pero a partir de ahí, y durante dos décadas, editó casi una novela al año, además de cuentos, obras de teatro y ensayos, y no le llevó demasiado tiempo convertirse en una de las escritoras británicas más singulares y estimadas del siglo XX.
Hija de un ingeniero judío y una profesora de música presbiteriana, Muriel Camberg nació en Edimburgo en 1918. Desde muy temprano tuvo interés por la literatura, y a los catorce años ganó una competencia de poesía que conmemoraba el centenario de la muerte de Walter Scott. Siendo muy joven se inscribió en un curso de escritura en el Heriot Watt College de Edimburgo, pero no fue a la universidad, en parte porque sus padres no podían pagarla y en parte porque, según ella, «muchas chicas que estudiaban en la Universidad de Edimburgo eran bastante aburridas y serias, sin estilo o encanto».
En 1937 se casó con Sidney Spark, un profesor con el cual se mudó a Rodesia. Allí nació su hijo Robin, y pronto descubrió que su esposo sufría de profundas depresiones y era tendiente a tener fuertes ataques de ira. Regresó sola a Londres en 1944, donde trabajó en la Oficina de Inteligencia redactando mensajes para confundir a las tropas alemanas. Ahorraba dinero para traer de regreso a su hijo, a quien dejó en cuidado de sus abuelos en Edimburgo, y vivió en un hogar para señoritas londinense que luego le serviría de inspiración para su aclamada novela The Prime of Miss Jean Brodie (1961), llevada al cine y al teatro.
Los problemas económicos continuaron luego de la guerra, pero fueron aliviados gracias a su amigo Graham Greene, quien la apoyó con una mensualidad de veinte libras para que continuara escribiendo. Su suerte cambió en 1950 cuando ganó un prestigioso concurso de cuentos en The Observer, y un año más tarde publicó una biografía de Mary Shelley que se convertiría en un abordaje fundamental de la autora de Frankenstein. En 1954, mientras atravesaba una especie de crisis existencial, decidió convertirse al catolicismo, hecho que tensó la relación con su hijo, con quien apenas tuvo contacto durante el resto de su vida. Ese mismo año, y luego de un tiempo viviendo en Nueva York, se mudó a Roma y luego a Civitella della Chiana, un pequeño pueblo en la Toscana donde vivió hasta su muerte en 2006. En 1992 recibió el Premio T. S. Eliot; en 1993, el título de dama del Imperio británico y, en 1997, el Premio de Literatura Británica.
La literatura de Spark evade cualquier convencionalismo, es difícil de encasillar y, quizá, es ahí donde reside su fortaleza: irónica, elegante, mordaz, reflexiva y divertida, su legado son libros que se mantienen vigorosos y llenos de encanto. La autora recurre a sus propias experiencias de vida y las manipula a su antojo con una mirada personalísima. La levedad o lo breve de sus textos no la hacen trivial ni impiden que desmenuce con agudeza y pluma innovadora temas como la creación literaria, la religión, la muerte, el poder o las miserias humanas.
En español se pueden disfrutar varias de sus obras gracias a las editoriales La Bestia Equilátera e Impedimenta, que en los últimos años han rescatado título como Robinson, Muy lejos de Kensington, La intromisión, Los encubridores, Memento Mori, Las señoritas de escasos medios y Los solteros.
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