los libreros recomiendan
Jean-Claude Romand y la muerte de la familia
Por Eliseo Aburto / Miércoles 21 de febrero de 2018
Foto: Pedro Medina León
La mañana del sábado 9 de enero de 1993, mientras Jean-Claude Romand mataba a su mujer y a sus hijos, yo asistía con los míos a una reunión en la escuela de Gabriel, nuestro hijo mayor.
Emmanuel Carrère
A finales del 2017, por enésima vez, como suele ocurrir en esa época del año, llegó un cliente pidiendo recomendaciones de libros, ya que necesitaba hacer un regalo. Para evitar que su interés y necesidad mudara en vértigo, en lugar de recomendar cinco o seis títulos, le sugerí —y comenté— El adversario, del francés Emmanuel Carrère (1957). Este autor ha destacado en los últimos años por sus novelas de no ficción (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas, Limónov y El reino). Lo interesante de este género en particular, es la aceptación del yo, ya que, al narrar en primera persona, acepta su lugar en dichas historias.
El adversario narra los asesinatos cometidos por Jean-Claude Romand (desde ya advierto que el tipo mató a toda su familia: a su esposa, sus hijos, sus padres y su perro), quien, con gran destreza, había logrado desarrollar una existencia fabulada (para su entorno era un médico que trabajaba para la Organización Mundial de la Salud), que engañó a conocidos y extraños. Hay que precisar que Romand no mentía para protegerse, sino que lo hacía ya que estaba en su naturaleza; es más, me atrevo a decir que la mentira funcionaba como centro de gravedad, como gran configurador. La mentira le da a Romand múltiples yo, denotando esto la falta de identidad propia. Así se entiende que al caer el velo de la mentira lo único que le queda a Romand es la destrucción total (no sabemos si de su vida o de esta máscara en particular).
Carrère, además de los vericuetos criminales, relata el proceso judicial al que fue sometido por sus actos Romand, y lo que me parece aún más notable en El adversario es la relación que él entabla con el asesino (mediante cartas) para así poder armar cabalmente el texto. Dicha relación causa molestia (tanto en Carrère como en las personas involucradas en el proceso y, no sería de extrañar, en más de algún lector), ya que a mi entender esto demuestra que no existen «hechos», sino solo múltiples interpretaciones. En el perpetuo juego de fuerzas, el cuerpo (en este caso Romand) es lo que genera explosiones de perspectivas. Es por esta razón que considero absolutamente recomendable esta «novela real», en la que el caso de Romand te empuja a entrar en las sombras que modelan la subjetividad y la vida; y, en este sentido, a entrar en uno mismo sin piedad.
El adversario
Carrère, Emmanuel
Anagrama (2000)
Páginas: 176
UYU 450