Performance
Escucha activa, escucha radical
Por AniMale / Viernes 16 de junio de 2023
«Sé agua», de Leite y Conde, 2019. Foto: Fenia Kotsopoulou.
El dúo Animale propone un nuevo ejercicio, «una escucha total, una escucha corporal, una escucha con toma de postura, una escucha como práctica política». En suma, un manifiesto sobre la posibilidad del encuentro en la escucha, de las artes escénicas a muchos otros territorios.
Mi eje baja unos centímetros, mis rodillas se flexionan hasta dejar las piernas en un ángulo de casi noventa grados, la velocidad con la que desciendo excede mi capacidad de controlarla y finalmente mi peso retoma el equilibrio sobre una superficie acolchonada. Una vez sentadx, un árbol de hojas todas amarillas aparece detrás y por encima de un poste de luz dentro del marco de la ventana y un olor a humedad para el que faltan las palabras lo inunda todo. El cuerpo está en apariencia inmóvil frente a la computadora, a la espera de que el texto emerja lentamente a través de sus dedos y se materialice frente a la pantalla. Está en un estado latente, un estado activo pero que todavía no resuelve; es un estado previo, un estado que conozco muy bien de mis prácticas artísticas: un estado de escucha activa. Una escucha del entorno, del tiempo, del cuerpo, de la situación en la que se está y de la historia que devino en ella. Una escucha que dispone a todo el ser a una existencia intensa y que deviene en una acción creativa concreta, en este caso escribir, pero podría ser desde crear una danza, una película, un poema, hasta resolver un problema o encontrar una estrategia para manifestarse políticamente.
En este último sentido, Victoria Pérez Royo habla en Cuerpos fuera de sí (Documenta, 2022) de la potencia política de un cuerpo que se manifiesta durante las protestas de Gezi en Turquía en 2013: Erdem Gündüz «El hombre de pie». Un cuerpo que se paró frente al centro cultural Atatürk, vestido de manera informal, sin pancartas, sin lemas, simplemente se detuvo allí de pie en silencio. Ese cuerpo logró convocar a muchos más y aquello devino en una manifestación pacífica con una nueva estrategia: simplemente presentar el cuerpo, estar ahí, paradxs y en silencio. Quien inició esta manifestación es un bailarín que tiene un cuerpo entrenado en escuchar situaciones, espacios y actuar con ellos. Ese cuerpo es poseedor de un conocimiento que tiene un potencial político fuerte y que queda demostrado en la situación que acabamos de describir. Ese conocimiento parte de un entrenamiento de años en la escucha radical.
[«El hombre de pie», Erdem Gündüz].
…
Sentadas en el piso, frente a frente, dos personas se acercan hasta quedar con el torso totalmente pegado el uno al otro, los rostros escondidos y tapados por el pelo muy largo. La cara pegada a la piel del otro, el oído también. La tarea ahora es moverse juntxs, pegadxs, como un monstruo de cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas que son solo pelo. Al principio parece que el movimiento es imposible. Sin embargo, después de quedarse quietos escuchando con toda la piel la piel del otrx, el movimiento aparece. Hay un lugar en donde los cuerpos se ayudan para que el movimiento sea posible. Hay como un afloje muscular que abre un espacio por donde los cuerpos pueden pasar como si fueran de plasticina. Como si no tuvieran huesos. El movimiento fluido igual no dura para siempre. En un momento se tranca, se anuda, se entorpece, se cae. Pero no hay que temer la caída. La caída se acompaña y se espera y la propia espera trae la recuperación. Respirar y escuchar el cuerpo propio y el del otrx para que el movimiento ocurra.
…
Como creadoras en el campo de las artes vivas pensábamos la otra noche que casi todas las prácticas que encontramos y que devinieron en presentaciones al público tienen que ver con trabajar sobre esta escucha, una escucha total, una escucha corporal, una escucha con toma de postura, una escucha como práctica política. Una escucha del otrx, o del objeto con el que se crea, o del espacio, la situación; es una escucha que presupone ante todo una relación, un constituirse mezclado con la otredad. Este tipo de escucha en las prácticas de las artes vivas es fundamental porque se trabaja en un espacio en común creando en tiempo real un universo de sentidos con otrxs.
…
Lado a lado, con una música suave, dos personas intentan moverse exactamente igual al mismo tiempo sin que ninguna guíe ni sea guiada. Primero empiezan moviendo las manos dentro del campo visual del otrx para que sea más fácil la imitación pero al tiempo de hacerlo el cuerpo entero se convierte en un ojo o en un oído gigante que puede hasta casi anticipar el movimiento del otrx y así realizar movimientos cada vez más rápidos y sorpresivos al unísono. También hay momentos de espera contenida en los que hay que agudizar la escucha para ver por dónde sigue el flujo de movimiento, pero no es una espera estática, es una espera densa, activa, que está descifrando en vivo todas las posibilidades de futuro en conjunto.
…
Escuchamos en los ejercicios de improvisación en los que antes de crear algo, hay que entender lo que está ahí para obtener así el material con el que trabajar; o en las jams [1] de danza en las que los cuerpos se lanzan al encuentro con otrxs desde una escucha respetuosa y activa; o en el passing through [2], en el que para habitar el espacio dispuesto, antes hay que escuchar lo que está sucediendo y solo así es posible lanzarse, pasar y no chocar con otros cuerpos. Escuchamos también a unísonos pero no a los unísonos a los que se llega a través de la repetición de una forma, sino a través de una escucha del otro cuerpo [3]. Escuchamos cuando resolvemos cómo estar en una masa de gente que tiene como objetivo moverse, cosa que realmente se logra cuando la escucha de sus integrantes es total y habilita a que emerja de esas relaciones una acción o dirección, y no al revés [4].
…
10 minutos cuerpo a cuerpo para sincronizar los corazones y disponerse a captar la señal como dos antenas de radio de onda corta que intentan sintonizar la misma emisión. La vista en la boca del otrx que está frente a mí, haciendo lo mismo que yo, como un espejo, las dos bocas intentando decir lo mismo al mismo tiempo sin ponerse de acuerdo. Se empieza despacio, a decir un sonido, quizás una sola letra. Como un médium duplicado o dos médiums espejados, encarnan y dan voz a una tercera cosa que es bastante más que la suma de las partes, que tiene que ver con reverberaciones instantáneas y ancestrales. Los cuerpos se vacían y se convierten en pantallas afectivo-reflejantes, en amplificadores del otrx, en dispositivos de escucha radical que los posicionan como sujetos individuales y colectivos al mismo tiempo.
…
Una escucha radical implica
-una escucha de los materiales con los que se trabaja
-una escucha del espacio en donde se trabaja
-una escucha a las condiciones bajo las cuales se trabaja
-una escucha del entorno en donde se produce
-una escucha a la obra o prácticas mismas que nos hablan una vez iniciada la conversación
-una escucha al cuerpo propio para saber qué nos puede brindar ese día
-una escucha al tiempo bajo el cual se trabaja
-una escucha a la historia
-una escucha a lxs pares que trabajan junto a nosotras
-una escucha a lxs espectadores que prestan su mirada o cuerpo a esas prácticas u obras
-una escucha a las prácticas mismas que vienen atravesando diferentes cuerpos y que traen su propia historicidad con la que dialogar
-una escucha a la propia disciplina con la que se trabaja
-una escucha al diálogo de esa disciplina con otras
-una escucha a la fauna que rodea o acompaña nuestros espacios de trabajo
-una escucha a la flora que rodea o acompaña nuestras creaciones
-una escucha a las ráfagas de movimiento que atraviesan nuestros cuerpos
-una escucha al viento que susurra tiempos.
Notas
[1] Rubin, MJ. (2016) Contact improvisación, el movimiento en constante presente.
[2] Zambrano, D. (2008) Passing Through.
[2] Leite, M. Conde, A. (2019) Sé Agua.
[3] Folco, F. (2014) Lamasa; Martinelli, F. (2013) Las cosas se rompen.
Productos Relacionados
También podría interesarte
En esta performance el foco está en el hacer y no en el cómo se ve. Se trata de un ejercicio en el que lo único que releva es lo que ocurre aquí y ahora. Además, se actúa sin esfuerzo. Magdalena Leite y Aníbal Conde exploran la dimensión autotélica de la danza y proponen un curioso ejercicio en torno a ella.
La escritura puede ser vista como una práctica performática. El dúo AniMale propone y registra en estas páginas un ejercicio periódico: «Cada martes entre el 15 de marzo y el 15 de junio a las 15 horas, dedicamos unos minutos a escribir sobre cómo percibimos el cuerpo y el entorno en ese momento». El resultado, como verán, pone en cuestión algo tan cotidiano como el «ahora».
La inmaterialidad en el arte surge frente a la urgencia ecológica. Magdalena Leite y Aníbal Conde, AniMale, reflexionan sobre las implicaciones del prescindir de las cosas. Como advierten, «el interés por lo inmaterial hoy surge como un gesto de cuidado al planeta y a los cuerpos (y no cuerpos) que lo conforman». Ese gesto hace que se detengan en formas mínimas y volátiles de creación.
Pensar hacia dónde vamos implica pararse para reconocer dónde estamos, de dónde venimos. Futuros desposeídos, reveladores, ciegos; futuros que jaquean las identidades actuales para abrir un campo de posibilidades. Magdalena Leite y Aníbal Conde, AniMale, conversan y especulan sobre la potencia de las coreografías futuras, en un escenario de diálogo y crisis ecológica.
Compartimos textos, videos, resultados individuales y colectivos a partir de «Lo que está», un taller de ocho encuentros que tuvo lugar entre julio y setiembre 2021 en Escaramuza y en el que se llevaron a cabo diversas prácticas de escritura no-creativa vinculadas al cuerpo y a la acción performática.