Fuera de juego
Aunque lo llamen baloncesto
Por Mintxo / Viernes 24 de enero de 2020
Piti Hurtado es entrenador de baloncesto, analista y comentarista deportivo, y a raíz del programa de televisión La Pitipedia, publica junto a Antonio Pacheco, La pitipedia. Tratado de cultura baloncestística (Corner, 2019). Mintxo reseña este libro sobre el universo del baloncesto que, de una forma ágil y divertida, responde a preguntas más o menos técnicas, brinda consejos y recuerda las mejores hazañas en torno a una canasta.
Estoy casi al final del libro y me pierdo por unos segundos. Siento que somos un montón de chiquilines dribleando unas viejas sillas plegables de madera, alternando cambios de ritmo y piques entre piernas. Un mundo ha pasado por mi cabeza, rápido y sorprendente, como cuando Isaiah Rider arrancó desde afuera de la cancha, voló y la hundió pasando la pelota entre sus piernas mientras flotaba. Qué maravilla, como cuando «James Dean tiraba piedras a una casa blanca», diría Luis Eduardo al inicio del capítulo 16.
Es ahí cuando me detengo. Es fuerte la ley de atracción y reviso dónde o cuándo fue que me enganchó, porque un poco así es la vida. Paso las hojas hacia atrás como quien se peina a la antigua. Tal vez haya sido el capítulo «Solomillo táctico», por aquello de agregarle frutillas a la pasión, pero no es ahí; tiro para atrás y por ahí fue cuando leí «Las frikilistas», esa maravilla que uno hace entre amigos desde tiempo inmemorables, pero tampoco; quizá fue la parte dedicada a los jugadores de culto, porque eso sí que me pega adentro, pero no me cierra del todo, más allá de tres sonrisas cómplices.
Entonces, cuando dice «Esos jugadores que, como tú y como yo, parecen una persona normal. Que, desvestidos de sus trajes de superhéroes deportivos, pasarían completamente desapercibidos en la cola de la charcutería de tu hipermercado local. Que te dan esperanzas vanas y vacías sobre la proyección de tu carrera baloncestista», para después poner como ejemplo a John Stockton porque «reivindica el poder de las personas normales» en un deporte hecho para súperatletas de dos metros, siento que estoy en el juego. Fue ahí, en ese punto, apenas el capítulo dos de un libro que no sabía qué traería en su cuerpo, más allá del spoiler que resulta saber quiénes son Piti Hurtado y Antonio Pacheco y que de La Pitipedia se pueden ver varias cosas en pantallas digitales. Me sentí parte de la historia. Esa magia no la logra cualquiera. O tal vez sea magia, como la lluvia con sol.
Hablando de formatos digitales, más precisamente de las pantallas, ¿cuál fue la mejor película de básquetbol que viste? ¿Recordarás la primera? ¿Esa es la primera que viste vos o la primera que se filmó? Y si tuvieras una historia, ¿cuál elegirías para presentarle a los de Netflix? Fue en ese lugar, cuando comenzó el capítulo 16 dedicado al cine, cuando paré y pensé todo lo anteriormente dicho. «Qué película tenés», diría un amigo que no entiende mucho de metáforas. Lo cierto es que, después de leer ese tramo del libro, se me ocurrió hacer algo, no lo sé, una página o cosa por el estilo, donde estén todas las pelis citadas, o los streamings que existan o los torrents. Algo, un gesto solidario con los amantes de la naranja. No sabría cómo hacerlo, pero alguien de ustedes seguro que sí. No me digan que no se parece a una asistencia de Stockton.
La Pitipedia (2019, Córner) es, como dice la frase del título, un «tratado de cultura balocenstítica». Quien se considere amante del básquet de verdad lo entenderá (y tiene que comprarse el libro, claro está). Acá no falta nada: nombres de estrellas, los olvidados de siempre, el debate de quién fue más (si Magic Johnson o Larry Bird), las listas y el salón de la fama, las enseñanzas tácticas, trucos para pecar de sabio analista en los bares o en casa, aquellas publicidades de época, los sponsors míticos y lo simple: escribir bien, hacer los chistes precisos, multiplicar empatía, generar el silencio de lo reconfortable. Un libro para ponerle un marco, aunque lo llamen baloncesto.
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