Llega Navidad y pensar los regalos siempre es un problema. ¿Por qué no alguna historieta? El asunto es que la oferta es masiva y uno se entrevera, se confunde. No se preocupe, aquí estamos para ayudar. Revisamos concienzudamente las estanterías y elegimos un póker de recomendados, de lo mejor de la historieta europea, argentina, estadounidense y nacional que se puede pedir. Mire:

Tina Modotti, una mujer del siglo XX, de Ángel de la Calle (Sinsentido, 2011)

Actriz, modelo, fotógrafa y comunista: la vida de Tina Modotti fue una aventura en sí misma. Nacida en Italia y emigrada a los 19 años a San Francisco (EE. UU.), comenzaría un interminable derrotero que —como lo indica el subtítulo de este inmenso libro de De la Calle— la transformaría en uno de los personajes clave del siglo XX. En 1923 se instala en México y allí desarrolla la mayor parte de su obra y su militancia política, vinculándose —trabando amistad— con la flor y nata de la escena cultural de esa época: Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, José Orozco, Blanca Luz Brum, etc. Todo esto está representado en esta tremenda obra del artista español, que es, además, una aventura introspectiva, personal y autobiográfica: De la Calle se ilustra a sí mismo a la hora de enfrentar el libro —acompañado no pocas veces por su amigo Paco Ignacio Taibo II, quien hace aquí las veces de sidekick y, por momentos, alivio cómico— y se zambulle en el misterio que significó la vida de Tina Modotti y, especialmente, su muerte.

Dis tinta, de varios autores (Sudamericana, 2017)

La producción argentina de historietas es inconmensurable y, para colmo, año a año aparecen más y más artistas nuevos prestos a patear el tablero y erigirse como los mejores representantes de este arte. Esta antología —coordinada por el autor Liniers y el periodista Martín Pérez— oficia, si no de imprescindible, al menos de muestreo importante de todo lo que se está haciendo en materia de historieta en tiempos recientes, y busca, además, abarcar de la mejor manera posible los diferentes estilos, intenciones y temáticas del país vecino. Artistas nuevos y consagrados se dan la mano en este volumen —la lista es inabarcable, pero se destaca la participación de Max Aguirre, Ayar Blasco, Fernando Calvi, Ernán Ciriani, Dante Ginevra, Clara Lagos, Fran López, Ángel Mosquito, Sole Otero, Juan Sáenz Valiente, Gustavo Sala, Salvador Sanz, Camila Torre Notari, Lucas Varela y Marcos Vergara— transformándose en un gran muestrario. «Fanzineros delirantes, dibujantes introspectivos, profesionales exitosos y siguen las firmas. Todas las necesarias para abarcar la vibrante actualidad de los integrantes de una generación que a esta altura, al menos desde dentro de esa comunidad de nuevos historietistas, está llena de nombres consagrados» explica Pérez desde su prólogo.

7 historias, de Tunda Prada (Alma Zen, 2014)

Por su parte, la historieta uruguaya goza de muy buena salud. Ya sea apoyada por Fondos Concursables, editoriales arriesgadas o el empuje de sus propios autores, la producción nacional se sostiene con una media de docena y pico de publicaciones anuales, editando —y lo digo sin temor a equivocarme— parte de la mejor historieta de toda su historia. Entre los nombres que se repiten a lo largo ya de más de 30 años en la historieta nacional, el de Tunda Prada suena siempre fuerte, como el de un artista que ha generado a otros —su taller junto a Ombú es ya mítico—, como un referente a la hora de participar en libros colectivos —el histórico Historietas.uy— o personales —como es el que caso de estas 7 Historias en las que Tunda bucea en su propia historia, en sus ancestros gallegos, en leyendas americanas, en relatos urbanos— y demuestra siempre un dominio completo y absoluto sobre el material que está creando. Saltando camaleónico entre distintos estilos, sus 7 Historias son un recorrido obligatorio para todo aquel que disfruta de los relatos bien contados, de la mano de uno de nuestros mejores historietistas en activo.

Spaceman, de Brian Azzarello y Eduardo Risso (Vertigo, 2012)

Sin esforzarse demasiado, cualquier recorrido de la historieta estadounidense reciente ubica entre sus mejores productos la saga 100 Balas realizada para el desaparecido sello Vertigo de DC Comics. Durante 100 números, sus creadores —el guionista Azzarello y la leyenda viva argentina Risso— jugaron con todos los clichés del policial, la acción, las conspiraciones y las organizaciones secretas creando una de esas grandes series imprescindibles. Aquí, de manera mucho más acotada y medida, apuntan a repetir el juego, pero lo hacen con la ciencia ficción como género. El spaceman del título es Orson, un humano creado artificialmente para la conquista espacial, que hoy día —olvidado tras el fracaso de la colonización de Marte— se mal gana la vida como chatarrero en un futuro distópico que recuerda la obra de Orwell o Philip K. Dick. Por supuesto que el mundo en el que vive es tan atípico como él mismo y pronto Orson se verá en el centro de una aventura que será para Azzarello la mejor manera de generar un crítica a nuestra sociedad actual. Todo lo anterior, reforzado por el arte de Risso, una verdadera máquina de crear universos, ambientes, climas y entornos diseñados específicamente para potenciar la trama. Una de esas obras tan amalgamadas que es imposible imaginar dónde termina la labor del guionista y empieza la del dibujante.