Literatura infantil para adultos
Tomi Ungerer: una maleta para muchos viajeros
Por Virginia Mórtola / Viernes 22 de octubre de 2021
Dibujante de la vida, Tomi Ungerer fue un artista prolífico, inquieto y de estilo difícil de clasificar, ya que cada proyecto requería para él de una dedicación especial, una mirada diferente. Virginia Mórtola nos presenta el lado más humano y creativo del ilustrador francés y nos invita a profundizar en su historia a través de un documental.
«Siento miedo, miedo a la vida. Y eso es
bueno, porque una vez que tienes miedo hay que descubrir el coraje para
sobrevivir», reflexionó Tomi Ungerer en Far our isn´t far enough, documental sobre su vida y su obra
realizado en 2011, a sus 80 años. Hoy podemos decir que sobrevivió, vivió y desplegó vastos
universos creativos para acompañar a sobrevivir a otros. El documental es muy
recomendable, allí podrán conocer, a través de su propia voz, los avatares de
su vida, su obra y su pensamiento:
Respeto plenamente un papel en blanco. Que luego violaré con mi dibujo y mi escritura, porque es así que comienza una nueva vida. Y cuando el dibujo de esa hoja de papel se imprime, el libro es la segunda vida. Y cuando alguien lee ese libro, tendrá una tercera vida.
Ungerer fue un enorme ilustrador que ha sido clasificado como «inclasificable», creó clásicos de la literatura infantil universal: Crictor (1958), Adelaide (1959), Emil (1960), Rufus (1961), Los tres bandidos (1961), Hombre Luna (1966), Ningún beso para mamá (1973) y otros muchos. Volvió adorables a un grupo de animales rechazados, como una serpiente, un pulpo y un murciélago. Lo mismo hizo con los tres bandidos. En todas estas historias los «malos» o los catalogados así por los prejuicios o las miradas extranjeras son reivindicados. Tomi busca otra perspectiva, un lugar amable para ellos, oportunidades dichosas para los desdichados.
Si me dediqué a los libros para niños fue, por un lado para divertir al niño que soy, y por otro lado para escandalizar, para romper con los tabúes, para subvertir las normas: (mis personajes son) bandidos y ogros reconvertidos, animales de dudosa reputación rehabilitados... Hago libros subversivos, aunque sean positivos [1].
Escandalizar,
romper tabúes, eso hizo y más.
Fue
el menor de cuatro hermanos. Su padre era ingeniero, fabricante de relojes astronómicos,
bibliófilo, inventor y para Tomi «un artista increíble». Murió
cuando Tomi tenía cuatro años: «sus últimas palabras fueron para mi madre. "Alice,
ven conmigo y camina en este hermoso jardín"». El pequeño Tomi tuvo la sensación de que en el momento en que
murió le pasó todos sus talentos. La madre era una actriz muy bella, gran
apasionada de la música. Luego de la muerte de su padre la situación económica
se volvió difícil y se mudaron a Estrasburgo. «Primero estuve expuesto a la
muerte de mi padre y luego vino la guerra [Primera Guerra Mundial]». El francés
fue prohibido y tuvo que aprender alemán. Nunca se destacó como alumno, pero
dibujaba todo lo que sucedía a su alrededor.
En 1952, resolvió
viajar por Europa en autostop; a su vuelta, después de una breve experiencia
como militar en Argelia, se inscribió
en la escuela de artes decorativas de
Estrasburgo, de donde lo expulsaron por
indisciplinado. Empezó a trabajar como dibujante publicitario y escaparatista,
hasta que resolvió viajar a Nueva York en 1956. Allí se instaló y publicó sus ilustraciones en revistas y
periódicos como Life, Harper’s Bazaar, The New York Times y Esquire. Y editó su primer libro para niños Los Mellops (1957).
Fue
un hombre polifacético, inquieto, aventurero, rupturista. Todo el tiempo tenía ideas nuevas,
según contó en una entrevista inédita publicada luego de su muerte en el blogCuatrogatos, titulada «El ladrón que crea tesoros», realizada por Rodrigo
Morlesin:
Cada libro es un safari, una aventura. Siempre estoy muy entusiasta cuando trabajo en un libro, pero en cuanto termino no lo quiero ver. Algunos pasan cuatro o cinco años antes de que los vuelva a mirar.
Si
bien es conocido por sus libros para niños y niñas, también publicó libros autobiográficos, escritos filosóficos,
dibujos satíricos, de crítica social y
eróticos.
Hay que comprender —dice excusando a los editores— que no es fácil publicarme. Cada libro es diferente. Hay que tener mucho valor para publicar a un errático. Los lectores compran un Simenon sabiendo que leerán Simenon, un álbum de Sempé porque adoran Sempé. Mis libros son sin marca establecida y sin garantía.
Su eclecticismo le causó algunos problemas, él mismo
dijo: «Soy una maleta sin viajero».
Después de la publicación de sus ilustraciones eróticas para adultos: Fornicon (1969) y Kamasutra
de las ranas (1989), sus libros infantiles fueron prohibidos durante años
en Estados Unidos. «Estoy lleno de contradicciones —dice en el documental— ¿por
qué debería ocultarlo?»
Más
allá de esta censura, recibió el premio de narrativa infantil Hans Christian
Andersen en 1998. Ungerer donó su colección de juguetes y su biblioteca para la
creación del Musée Tomi Ungerer / Centre International de
l’Illustration creado en 2007, en Estrasburgo. Y
dedicó los últimos años de su vida a apoyar a grupos de personas en situaciones
de vulnerabilidad.
Cada artista, cada escritor y cada hombre, y cada empresario; todo el mundo se esfuerza por alcanzar el éxito, que es muy peligroso. El éxito puede ser un campo minado que hace explotar fácilmente tu cabeza. Es por eso que debes tener mucho cuidado de no tomarte a ti mismo demasiado en serio.
Murió en el año 2019, a sus 87 años, en Irlanda, donde vivía desde hacía 40 años.
[1] Bonardi, Bárbara.
«Definición y breve historia del libro álbum», en CLIJ, Cuadernos de literatura infantil y juvenil, Nª. 270,
Barcelona: Editorial Torre de Papel, 2016. p. 10
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