LAS ESTACIONES
IELA MARI
UYU 980
UYU 833

UYU 735
Pre-order
Temática:
Editorial: KALANDRAKA
Cantidad de páginas: 40
Peso: 288g
ISBN: 9788496388574
Dimensiones: 22 x 22
El ciclo de las estaciones visto a través del prisma científico de una de las diseñadoras pioneras de los años 70. El paisaje, la fauna y la flora silvestre se reproducen en el flujo incesante de la vida.
La primera edición de esta obra científica data de 1973; casi medio siglo después, sigue conservando toda su vigencia. Iela Mari fue una precursora en su época que consiguió crear un concepto de libro diferente, instructivo y a la vez ameno, sin necesidad de ningún texto explicativo, ni literario, ni informativo. La clave de las publicaciones de esta autora italiana se basa en la idea del círculo sin fin. Así, «Las estaciones» comienza en invierno, cuando el lirón hiberna en su madriguera junto a un árbol. Desde las primeras páginas, carentes prácticamente de color, se va mostrando el ciclo de la naturaleza: la primavera con el fin del letargo de los animales, el verano con la maduración de los frutos, el otoño con la emigración de las aves a tierras cálidas y, por fin, el invierno... Paso a paso, el libro va ganando en intensidad cromática, hasta que se cierra el círculo estacional.
Iela Mari no varía el escenario, con el árbol como punto de referencia; en todo momento la acción se centra en el mismo espacio, frontal, plano y sin perspectiva. Sus ilustraciones realistas transitan por distintos estilos, desde la sencillez de las siluetas a la complejidad del puntillismo. Una experiencia sensorial que también es extensible a otro de sus clásicos, «El globito rojo».
La preparación de cada uno de sus libros iba precedida de un riguroso trabajo de documentación, fundamentalmente en bibliotecas. Decía la propia autora que sus obras no estaban pensadas como libros educativos de historia natural, sino más bien como imágenes del nacimiento de la vida. En los cursos que impartía en la Escuela de Diseño de Milán una de sus principales lecciones consistía en inculcar a los estudiantes que para llegar a una síntesis hay que partir de un análisis, no a la inversa. Por eso para Iela Mari era tan importante el detallismo con el que trazaba elementos tan simples como las hojas de un árbol: Primero hay que dibujar todos los detalles, y después añadir y añadir
La primera edición de esta obra científica data de 1973; casi medio siglo después, sigue conservando toda su vigencia. Iela Mari fue una precursora en su época que consiguió crear un concepto de libro diferente, instructivo y a la vez ameno, sin necesidad de ningún texto explicativo, ni literario, ni informativo. La clave de las publicaciones de esta autora italiana se basa en la idea del círculo sin fin. Así, «Las estaciones» comienza en invierno, cuando el lirón hiberna en su madriguera junto a un árbol. Desde las primeras páginas, carentes prácticamente de color, se va mostrando el ciclo de la naturaleza: la primavera con el fin del letargo de los animales, el verano con la maduración de los frutos, el otoño con la emigración de las aves a tierras cálidas y, por fin, el invierno... Paso a paso, el libro va ganando en intensidad cromática, hasta que se cierra el círculo estacional.
Iela Mari no varía el escenario, con el árbol como punto de referencia; en todo momento la acción se centra en el mismo espacio, frontal, plano y sin perspectiva. Sus ilustraciones realistas transitan por distintos estilos, desde la sencillez de las siluetas a la complejidad del puntillismo. Una experiencia sensorial que también es extensible a otro de sus clásicos, «El globito rojo».
La preparación de cada uno de sus libros iba precedida de un riguroso trabajo de documentación, fundamentalmente en bibliotecas. Decía la propia autora que sus obras no estaban pensadas como libros educativos de historia natural, sino más bien como imágenes del nacimiento de la vida. En los cursos que impartía en la Escuela de Diseño de Milán una de sus principales lecciones consistía en inculcar a los estudiantes que para llegar a una síntesis hay que partir de un análisis, no a la inversa. Por eso para Iela Mari era tan importante el detallismo con el que trazaba elementos tan simples como las hojas de un árbol: Primero hay que dibujar todos los detalles, y después añadir y añadir
Editorial:
Cantidad
-
+
Agregar al carrito
Guardar en favoritos