Una historia de la edición artesanal
La Hogarth Press de Virginia y Leonard Woolf
Por Eric Schierloh / Martes 23 de junio de 2020
En 1917 Virginia y Leonard Woolf comenzaron un proyecto de edición artesanal, la Hogarth Press, en su casa en Richmond, mediante el cual publicarían la mayoría de sus obras y otros textos de escritoras y escritores contemporáneos, como Katherine Mansfield o Vita Sackville-West. Eric Schierloh, editor artesanal, nos invita a descubrir el trabajo de edición de los Woolf.
El 25 de enero de 1915 Virginia y Leonard Woolf acordaron tres cosas: se mudarían a Richmond, harían sus propios libros y tendrían un bulldog al que llamarían John. A la famosa casa Hogarth se mudaron en octubre. En cuanto a la minerva a palanca que compraron usada, llegó en 1917. Virginia tenía algo de experiencia previa: sabía componer con tipos móviles e imprimir (a fines del siglo XIX y comienzos del XX las imprentas de mesa eran un pasatiempo habitual de las clases altas), y muy especialmente encuadernar. «He inventado una nueva técnica que demanda la mitad del tiempo y es igual de resistente», escribió en su diario.
Entre las razones para fundar la propia editorial estaba poder imprimir y publicar pequeñas tiradas de plaquetas y libros cortos que resultaban muy difíciles de publicar en las editoriales tradicionales. En una carta de 1917 Virginia dice que también están «pensando iniciar una editorial para publicar los cuentos de nuestros amigos» (del grupo Bloomsbury, como T.S. Eliot, E.M. Forster, Katherine Mansfield y Vita Sackville-West, entre otros). Igual de importante era librarse de los editores (para entonces Virginia había publicado las novelas The Voyage Out y Night and Day). La historia de la edición artesanal puede leerse, de hecho, como una fuga constante de este tipo.
Escribir, editar y publicar para una pequeña comunidad está desde el comienzo en el espíritu de la Hogarth, aunque estaba también esto otro: Leonard creía que el trabajo manual de imprenta lograría mantener ocupada y distraída a Virginia, tanto de la inmersión en la escritura como de su tendencia depresiva y su bipolaridad. Además de autogestiva y terapéutica, la Hogarth fue, en cierta forma, la continuación natural del cuarto propio de Virginia: la propia casa editora como ampliación de la escritura, donde los libros hechos a mano funcionaban como nexo vital y orgánico entre el mundo privado del lenguaje y la realidad comunitaria.
La historia de 30 años de la Hogarth tiene cuatro momentos: en 1917 no era más que un hobby de una pequeña minerva y unas pocas horas de trabajo por las tardes. El único libro de aquel año fue una autopublicación de 32 páginas con 4 grabados: Two Stories contiene «Three Jews» de Leonard y «The Mark on the Wall» de Virginia. La encuadernación en rústica era extremadamente sencilla. La minerva les permitía imprimir una página a la vez y les llevó dos meses y medio producir la tirada de 150 ejemplares. Por aquella época Virginia escribió, sin embargo, que «todo es tremendamente divertido, aunque estamos pensando en hacernos de una prensa más grande. Queremos tomárnoslo más en serio y poder imprimir novelas». En los siguientes cuatro años imprimieron 16 libros: 10 a mano y 6 en imprenta.
El aspecto estético implícito en el concepto de imprenta privada (private press), que en cierta forma había iniciado con la Kelmscott de Morris, no les interesaba a los Woolf. Sus libros, lejos de verse como fine printing, estaban impresos de forma aceptable aunque rústica; la encuadernación era muy simple y el precio de los ejemplares relativamente bajo. Esta política de la estética editorial (y estética de la política editorial) se condice con otra característica que aleja a la Hogarth de la mayoría de las imprentas privadas de la época: no reedita clásicos sino que publica centralmente escritura contemporánea. El catálogo es heterogéneo e incluye traducción, política, crítica y psicoanálisis. Publicaron a Mansfield, Eliot, Forster, Gorki, Dostoievski, Tolstoi y Freud, además de la totalidad de la obra de Virginia. Los Woolf siempre publicaron aquello que les interesaba personalmente, y trataron siempre de que sus libros tuvieran una buena factura además de que fueran atractivos estéticamente sin que llegaran a ser nunca demasiado elaborados. En 1921 compraron una minerva a pedal que les permitía duplicar la cantidad de páginas impresas simultáneamente.
Entre 1922 y 1924 imprimieron 10 libros a mano y 2 en imprenta. Dejaron la casa Hogarth y se mudaron al #52 de la calle Tavistock (en Bloomsbury); allí la editorial ocupaba un sótano entero donde había sala de impresión, depósito y oficina. Durante 8 años la Hogarth fue una pequeña imprenta privada (al menos en el sentido organizativo del término) y editorial artesanal hogareña, con un modelo de producción híbrido que iría imponiéndose.
En los siguientes 8 años, entre 1925 y 1932, publicaron 261 libros, sólo 13 de los cuales fueron impresos a mano. Lo que impulsa el crecimiento es, principalmente, el éxito de los libros de Virginia y de su amiga Vita Sackville-West. De 1932 es el último libro que imprimen y encuadernan a mano: Jupiter and the Nun de Dorothy Wellesley. Tiraron 360 ejemplares, como los 360 grados de una vuelta completa. A partir de entonces ya todo el trabajo fue industrial, lo que implica otra cosa mortal: mucho trabajo administrativo.
En 1938, 22 años después de fundar la editorial, Virginia perdió el interés; hacía ya varios años que la Hogarth había tomado un rumbo definitivamente alejado de aquel gesto inicial (y aventura personal) artesanal, así que le vendió su parte al poeta John Lehmann, que continuó administrando la editorial junto a Leonard. Virginia se suicidaría 3 años después. Había dicho que la impresión de verdad —refiriéndose a la impresión tipográfica— te come la vida. En 1946 Leonard se retiró y la Hogarth fue incorporada a Chatto & Windus, que en 2011 fue incorporada a Penguin Random House.
Leonard Woolf murió en 1969 y llegó a considerar la Hogarth como el hijo o la hija que él y Virginia nunca tuvieron. Nunca tuvieron, tampoco, un perro llamado John.
También podría interesarte
En enero de 1891, el arquitecto, escritor, artista, diseñador y artesano William Morris funda en su casa una de las primeras editoriales artesanales de la época moderna: la Kelmscott Press. Tipografías, ornamentos y papeles propios, diseños y encuadernación manuales que cuidan todo el proceso de edición e impresión del libro. Eric Schierloh, editor artesanal, inicia una serie de notas que repasan la historia de la edición «hecha en casa».
La extensión y democratización del acceso a computadoras, procesadores de texto e impresoras hace 40 años así como los ritmos del mercado editorial, facilitaron la aparición de nuevos modelos de edición y publicación autogestionados. El escritor, traductor y editor argentino Eric Schierloh, distingue algunos casos de autopublicación según la implicación del autor en el proceso.
Considerada una de las mejores cuentistas del siglo XX, Katherine Mansfield fue tan transgresora en su forma de vida como los personajes femeninos de sus cuentos: mujeres que buscaban desmontar los roles pasivos y estereotipos culturales de su época. Hugo Fontana nos presenta la obra de la escritora neozelandesa.